Segunda parte de una noche dedicada al buen blues en San Javier con Robert Cray, virtuoso indiscutible de la guitarra.
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Muchos le critican a Robert Cray que antepone su maestria en las seis cuerdas a su capacidad como compositor o como cantante, pero desde luego su voz melodiosa y quiza mas proxima a la sensualidad del soul que a la aspereza del blues, acompaña de manera sin igual a su peculiar forma de arrancar notas a la Fender Stratocaster. Como dice Javi "este no toca la guitarra, se la folla".
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Y es que, en efecto, todo su cuerpo parece fundirse como con una amante a la que acaricia hasta extraer de ella los gemidos del extasis en que convierte el rasgueo de las cuerdas, y hasta tal punto se entrega que resulta chocante ver como tras cada cancion cambia de guitarra, y mientras interpreta el siguiente tema un aplicado "luthier" se dedica, en un aparte, a reponer al exhausto instrumento del encontronazo casi sexual que acaba de experimentar entre los brazos de Cray. La guitarra vuelve a ser concienzudamente afinada, recibe primorosos cuidados y atenciones, se la limpia y adecenta con las caricias de distintos tejidos que se frotan por su superficie para dejarla lustrosa y brillante, preparada para el siguiente asalto con Robert Cray, el bluesman que amaba a las guitarras.
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Se podria decir que Cray encierra la perfecta simbiosis de la forma de tocar la guitarra de B.B. King con el registro vocal de Marvin Gaye, de manera que se puede disfrutar de lo mejor de dos mundos, blues y soul, en un solo y gran artista, de casi insuperable habilidad en el punteo y capaz de llevar su voz desde al susurro al grito sin solucion de continuidad, regalandonos momentos pseudo-JamesBrown cuando parece estar partido por la pena, la musica se va desmoronando a su alrededor y una voz espontanea sale del publico para gritar un complice "que no es pa tanto".
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Le acompañaban tres musicos blancos de sangre innegablemente negra, Jim Pugh, Karl Sevareid y Kevin Hayes, teclados, bajo y bateria, destacando de manera espectacular Jim Pugh, que nos dejo momentos asombrosos en los que su organo Hammond se convirtio en protagonista casi absoluto, llegando incluso a hacer olvidar que asistiamos al concierto de un soberbio guitarrista y dejandonos con ganas de mas y mas y mas solos de teclado y enriqueciendo notablemente la profundidad musical de los temas al dotar al conjunto de un soporte melodico que por momentos alternaba entre el sonido Chicago y el ritmo irrefrenable del funk mas clasico.
domingo, 27 de julio de 2008
Robert Cray en el Festival de Jazz de San Javier
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